EL ALMA TENTADA DEBE, SOBRE TODO,
CONFIAR, REZAR Y NO TENER MIEDO.
En todas las dificultades, grandes o pequeñas,
de la vida espiritual o de nuestra existencia
cuotidiana, debemos siempre cultivar una firme
confianza en el auxilio de María Santísima.
Comentarios
Publicar un comentario